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miércoles, 28 de noviembre de 2012

El sindicato de música



Erase una vez un campo donde ni siquiera las poderosas tormentas conocen sus límites y donde hay un silencio que tan profundo que ni el silencio sabe que existe. En este campo reina un ave de plástico que la humanidad desechó. Y de todos los malos talentos del mundo, ella es la que no deja que los vientos silben y que los cultivos bailen, ni que los insectos y animales entonen su música preferida y hagan fogatas y cuenten anécdotas.

Un día apareció un hombre viejo con una barba larga. No era ni bueno ni malo. Este hombre con su barba, interpretaba canciones de arpa que despejaban hasta los cielos más negros, haciendo aparecer las galaxias que nadie en este mundo conoce. Ni bien empezó a tocar una melodía, se escuchó un ruido débil y gracioso. Era un grillo que venía a avisarle que el ave de plástico había prohibido la música por envidia, ya que no podía cantar.

El viejo, preocupado, se acostó a dormir en el campo mudo. Al rato despertó con una idea; organizar un sindicato de música para enfrentar al ave de plástico. Comenzó hablando con todas los bichos y las plantas:

- El sindicato estará hecho de toda la música que todo ser vivo pueda hacer...

Así, de a poco, convenció a todos para que lo ayudaran a construir una pequeña choza que sería la sede del flamante sindicato.

Y en eso estaban cuando del cielo descendió el ave de plástico, emitiendo un sonido tan aterrador que las estrellas del cielo corrieron a esconderse atrás de las nubes. El hombre le pidió que sacara la prohibición de la música. Entonces el ave pegó otro grito tan fuerte que arrancó los árboles de raíz. pero el sindicato seguía intacto. En ese momento, el viejo interpretó La Flauta Mágica de Mozart y restauró los árboles en su lugar. Luego entonó las más mágicas notas jamás oídas y el ave de plástico se transformó en un zorzal, que canta de tarde, de noche y de mañana, para toda la vida.


Autor: Tomás González (3° Media -2012-)

martes, 27 de noviembre de 2012

Vampiros en Argentina



Alberto era un vampiro. Pero no cualquier vampiro; era un vampiro bueno. Y como a todo buen vampiro, a Alberto no le gustaba matar gente. Antes Alberto había probado sangre de rata, paloma y sapo. Pero el gusto era muy feo. Por eso consiguió un trabajo en el banco de sangre, donde conseguía su alimento sin necesidad de andar por ahí mordiendo cuellos.

Alberto trabajaba 6 horas en el turno noche, porque como todo vampiro, la luz del sol podía matarlo. Un noche, mientras trabajaba, su jefe el señor Willmer, le comunicó que había decidido ascenderlo debido a su buen desempeño en el trabajo. A partir de ese momento Alberto trabajaría de día.

Como Alberto era un vampiro, si salía a la calle bajo el sol se moría. Así que pasara ir al trabajo siempre se ponía un buzo con capucha, guantes y lentes oscuros. Un día, mientras esperaba el colectivo, pasaron dos policías a quienes su apariencia les pareció sospechosa. Entonces le pidieron los documentos y comenzaron a interrogarlo:

- ¿Por qué tiene las uñas tan largas?

- Para rascarme mejor...

- ¿Por qué tiene la piel tan blanca?

- Porque tomo mucha leche...

- ¿Por qué no se saca la capucha?

- Porque soy alérgico al sol...

A pesar de que Alberto no estaba haciendo nada malo, a los policías les seguía pareciendo raro y sospechoso. Por eso decidieron detenerlo: 

- Señor, va a tener que acompañarnos por averiguación de antecedentes

Así fue que los policías llevaron a Alberto a la comisaría y lo pusieron en una celda. Alberto esperó y esperó, hasta que se cansó de estar ahí encerrado, sin ningún motivo y entonces se transformó en murciélago y se escapó volando entre las rejas.
Y es por esta razón que los vampiros en Argentina trabajan de noche.


Autor: Lucas Gunes (1° Liceo -2012-)

Mundo Subterráneo



Erase una vez un mundo subterráneo donde los terremotos jugaban a las escondidas, en silencio. Ahí vivían miles y miles de hombres-topo. Sí, así es, hombres-topo.

Todos los días era lo mismo. Salen de sus cuevas, caminan, se arrastran por los túneles, en fin, trabajan.

Un día como hoy, solo que fue ayer, sucedió algo extraño y espantoso. Una enorme bestia blanca y negra apareció en medio de los túneles. Al principio los topos huyeron despavoridos. Pero al rato se dieron cuenta que el monstruo gigante estaba atorado, entonces decidieron hablarle. Para eso llamaron a Don Topo, el topo más viejo y más sabio de todo el subsuelo.
Una vez allí todos empezaron a quejarse de la criatura; uno de los topos dijo:

- Este monstruo es diferente a nosotros, es más grande que nosotros, viene del aire de arriba...

Otro de los topos agregó:

- Tiene otro color de pelo y ocupa mucho lugar, obstruye los túneles...

Y finalmente un topo ñato, dirigiéndose a Don Topo, sentenció:

- Le pedimos que lo destierre de nuestra cueva.

Luego de examinar cuidadosamente a la criatura, Don Topo se levanta y dice:

- ¿Quién es usted y que está haciendo acá?

- Me estoy escondiendo -Dijo la bestia- por que me quieren arrancar la piel, sacarme la leche y quemarme la carne.

Algunos topos siguieron quejándose:

- Está mintiendo, no existen criaturas tan malvadas como para hecer semejante cosa. Además, ¿quién se atrevería a enfrentarse a un monstruo tan grande como vos? Viniste a invadirnos y a infectarnos con tu feo olor.

- Yo viene acá para tratar de seguir con mi vida, igual que ustedes...

Don Topo le preguntó:

-¿Cómo te llamas y que tipo de criatura sos?

- Me llamo Horacio y soy una vaca...

- Mucho gusto Horacio, soy Don Topo y se de las crueldades de la superficie. Creo que te podemos hacer un lugarcito.

- ¡Muchas gracias Don Topo! Le prometo que no se van a arrepentir. Soy muy callado y respetuoso. ¡Ni se van a dar cuenta que estoy!

- Pero señor... -Alcanzó a decor un topo en el preciso momento en que Don Topo lo cortó en seco- Horacio se queda, he dicho.

Algunos topos se enojaron mucho, pero con el tiempo se fueron acostumbrando a vivir con Horacio y hasta se hicieron amigos, dando forma a una comunidad en la que a pesar de las diferencias, todos tienen los mismos derechos.


Autor: Ignacio Baz (3° Media -2012-)

lunes, 26 de noviembre de 2012

Clase

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El Hombre es un animal político (Aristóteles).

En primer lugar reflexionamos respecto de la utilización del término “hombre” a modo de sujeto genérico-universal ¿Y la mujer? Averiguamos que las mujeres ocupaban un lugar subordinado en la sociedad antigua clásica, contexto en el cual Aristóteles escribe, y que por eso se habla de el “hombre” y no de el “ser humano”. Luego pensamos al hombre definido como animal, es decir como una especie dentro de la fauna. ¿Cómo se fundamenta esta afirmación? Imaginamos la posibilidad de que Aristóteles advirtiera, por medio de simple observación y experimentación, evidentes similitudes entre los seres humanos y el resto de los animales, en especial los mamíferos. Concluimos que, desde un enfoque moderno, se trataría de una visión más bien científica de la realidad. Para llegar a esta primera conclusión confrontamos la frase de Aristóteles con el pensamiento religioso, en particular el cristianismo. Dijimos que el pensamiento religioso esta basado en la Fe, es decir que al contrario de la Ciencia no se propone demostrar nada de lo que afirma, que se trata de “creer” sin ningún tipo de evidencia. Según el libro del Génesis (parte inicial de la biblia) el hombre (Adán) es una creación divina, hecho de barro “a imagen y semejanza de Dios”. Según esta doctrina, la mujer (Eva) es creada de una costilla del hombre; es decir que aparece como un subproducto de este, como su complemento, a su servicio. Por lo tanto, afirmar que el hombre es un animal resultaba imposible para el cristianismo, ya que por vía deductiva conduciría a considerar que dios es un animal. Por lo demás, en la tradición cristiana lo animal porta una carga negativa, al punto que se suele hacer referencia al diablo en términos de "bestia". Dijimos entonces, que desde un enfoque moderno, el enunciado de Aristóteles resultaba anti-religioso.
En este punto nos propusimos reformular la frase, reescribirla, decirla de otro modo, a los fines de aclarar su significado:

el hombre es el único animal capaz de hacer política”

Descubrimos que para Aristóteles, la capacidad de hacer política es lo que nos diferencia del resto de la fauna, lo que nos define como seres humanos. Entonces hablamos de la Condición Humana como un conjunto de atributos (la razón, el trabajo, el lenguaje, los sentimientos, etc.) que nos hacen “ser humanos”. En otras palabras, somos humanos a condición de portar esos atributos. Y nos dimos cuenta que seguramente Aristóteles no ignoraba todos esos atributos, sólo que consideraba a la capacidad de hacer política como el atributo más relevante, más definitorio de la condición humana. Es decir que estábamos frente a una jerarquización de los atributos que hacen a la condición humana, y la capacidad de hacer política estaba para él en primer lugar.

En ese momento nos preguntamos ¿qué pasaría si a los seres humanos se nos impide hacer política?
Según Aristóteles perderíamos el atributo más importante de nuestra condición humana, nos animalizaríamos, nos embruteceríamos. También nos preguntamos ¿en que situaciones las grandes mayorías populares se ven impedidas de hacer política? Entonces pusimos el ejemplo de la Dictadura Militar, que por medio del Terror y la represión impide la participación política de las mayorías populares. Pero también hablamos del desinterés generado por la falta de educación, o a causa de una educación que fomenta la apatía, la falta de formación, de acceso a la cultura, como producto de la pobreza y la exclusión, etc.

Todo esto nos permitió pensar la importancia del ejercicio de la política, para lo cual realizamos una actividad con el texto de Bertold Brecht (El Analfabeto Político). Ese ejercicio nos permitió diferenciar la política (como actividad que puede realizar cualquier persona) de los políticos (individuos que hacen de la política su profesión, profesionales de la política)

Espero les sirva. Abrazos para todos

Profe Pablo

jueves, 22 de noviembre de 2012

El Temible Navarrete

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Hace mucho mucho, mucho tiempo, tanto que los relojes de arena del mundo no alcanzarían para medirlo, en un monte desolado e irreconocible escondido en los confines de la cordillera, donde el agua de lluvia se evapora antes de tocar el suelo y la flora es un simple cactus sin flor; vivía un ser inhumano, horrendo y espantoso. Una criatura capaz de asustar a cualquier niño solamente con el poder de la imaginación y su mirada destructiva. Un ser con ojos de víbora y cuernos de cabra, con la habilidad de erizarte hasta los pelos de las patas.
Dicen los gauchos que lo avistaron en medio del monte, que fue tal el julepe que se pegaron, que se les desataron los cordones de las alpargatas y se les cayeron las bombachas. Cuentan que más de uno terminó gritando como niña y haciéndose pis encima, aterrados de miedo. A esta abominación totalmente espantosa y desagradable, la llamaban “El Temible Navarrete”…
Una noche fría y oscura, en que solo se oían los ruidos extraños del bosque, una niña se encontraba sola en la oscuridad, llorando mojada. Tenía frio y miedo a la vez, estaba perdida y no sabía cómo había llegado hasta ahí. En lo único que pensaba era en no toparse con el temible Navarrete. Había oído muchos mitos e historias tremendas acerca de aquel bicho, tan tremendas que más de una vez, le dieron pesadillas. Cansada de tanto andar sin rumbo, decidió quedarse a los pies de un enorme sauce y dormir hasta que amanezca. Pero… a media noche, el árbol cobró vida y mientras la niña dormía, la agarró lenta y suavemente entre sus brazos.
Al despertarse, la niña se sorprendió al notar que no estaba en el mismo lugar que antes. Se encontraba seca y cubierta con una manta. Al lado de ella tenía un desayuno compuesto por bocadillos de gusanos y té de lima con pedazos de bicho volita. Pero la niña ni se atrevió a tocarlo, ya que le daba repugnancia.
Giro la cabeza de izquierda a derecha para visualizar el ambiente. Era una casa. Más linda que la suya. Las paredes eran de barro seco y el piso estaba cubierto por una hierba de color verde flúor. Las mesadas y los estantes eran de madera y las camas eran de hojas de palmera. Era una casa muy acogedora, pero, para ella, no era un lugar donde podía vivir una persona. Le faltaba el baño y una cocina limpia. No encontraba el detergente ni la esponja para lavar los platos y no había electricidad ni agua corriente.
En ese momento escucho una vocecita que le decía: _Buen día señorita, ¿Como ha dormido?
La niña giro de repente su cabeza y se encontró con una criatura gigantesca, cubierta por pelos castaños. Pero no se asustó, ya que noto en su cara una sonrisa grande y una simpatía perfecta.
_Bien, gracias por preguntar_ dijo la niña _esta cama es muy cómoda, y la casa muy acogedora.
_Lo sé, mis manos la construyeron día y noche para que quede así de bella como es ahora_ dijo la criatura _anoche te encontré en el bosque, estabas dormida a mis pies, y note que estabas mojada así que te traje a mi casa para que no te resfríes.
_Ayer mi mamá me había dicho que vaya a buscar unas hierbas aromáticas para el cordero que estaba cocinando, y me perdí. Debe estar muy preocupada, tengo que avisarle que estoy bien… ¿Me acompañas al pueblo para avisarle?
_ ¡No! De ninguna manera_ Grito la bestia _ la última vez que fui al pueblo, las personas corrían a refugiarse, y cerraban las cortinas para no verme, los niños lloraban de miedo y los hombres trataban de lastimarme con palos, piedras y antorchas. Desde ese día que me nombran como “El temible Navarrete”.
_ ¿Usted es el temible Navarrete?_ Preguntó la niña sorprendida.
_ Sí, he vivido en esta casa por más de 10 años, sin salir del monte, y no he tenido con quien hablar en ese tiempo más que con un grillo que encontré a orillas del rio ahogándose.
_Yo no sé que le ven de temible, es la criatura más gentil que he visto. Venga conmigo al pueblo y convenceré a todos de que usted no es malo y que debe ser parte de nuestra comunidad.
_ Eres muy buena niña, pero no creo que el pueblo quiera ni escucharme.
_ No me importa lo que piense el pueblo, vendrás conmigo y lucharemos para que te respeten tal como eres.
Esa misma tarde la niña guió a Navarrete, que se había vestido muy elegantemente, hacia el pueblo. La criatura estaba totalmente asustada y sudaba hasta por las orejas. La niña lo agarro fuerte de la mano y le dijo: _ Tranquilo Navarrete. Pase lo que pase yo siempre seré tu amiga, y nunca te dejaré solo.
Navarrete sonrió al escuchar esas palabras y se sintió más seguro. Al verlos llegar, la madre de la niña comenzó a llorar y a gritar de la desesperación, espantada por el susto y la confusión. Y justo antes de que el pueblo comience a gritar y enloquecer del espanto, la niña tomó la mano de Navarrte y les contó lo que había hecho él por ella.
El pueblo, confundido, le creyó a la niña y aceptaron a Navarrete tal y como era. Esa noche celebraron su bienvenida con un banquete enorme, mitad carne y ensaladas para el pueblo y la otra mitad bocadillos de gusanos con te de bichos bolitas.
Desde ese día Navarrete fue el bicho más feliz y respetado de todo el mundo…

Autora: Sara Costante (1° Liceo --2012-)

miércoles, 14 de noviembre de 2012

La tierra sin dueño



Un día el buen Ramiro, buscando territorio para su rebaño, encontró una humilde chacrita llena de pastizales. Al ver el terreno abandonado y lleno de malas hierbas, Ramiro decide instalarse. Con el paso del tiempo, el pastorcito y su rebaño transformaron ese feo páramo lleno de malas hierbas, en un paraíso con flores y árboles repletos de frutas.

Hasta que un día, entre las nubes de tormenta y montado en un relámpago, apareció el Brujo Anacleto, gran propietario de tierras, amo y señor del negocio de las malas hierbas.

- Buen día buen pastor- dijo el Brujo - Vengo a comprarle su chacrita. Le ofrezco a cambio, un potro alado, con el que podrá galopar entre las nubes del cielo ¿qué le parece?

- Muchas gracias Señor Brujo, pero prefiero tener los pies sobre la tierra-

- Muy bien -insistió el Brujo- entonces le daré el mejor carruaje del pueblo ¿Qué tal?

- Le agradezco la oferta Don Anacleto, pero la tierra no se vende-

- ¿Ha no? -dijo el brujo con fastidio- ¿Y por qué motivo, se se puede saber?

- Porque la tierra no tiene dueño - Contestó el pastorcito.

- ¡¿Cómo dijo?! -exclamó el Brujo con una sonrisa siniestra- ¿Usted no es el dueño? Pero entonces... ¡Usted es un usurpador!

- Usted no entiende -intentó explicarse Ramiro-, el lugar estaba abandonado...

- ¡No importa! -grito Anacleto- Váyase ahora mismo o se arrepentirá -lo amenazó-

A lo que el pastorcito respondió: - ¿Y usted quién es para venir a hecharnos?

Entonces el Brujo Anacleto retrocedió unos pasos y apuntándolo con el dedo le dijo: - Te arrepentirás por este atrevimiento; te lanzaré un hechizo del que no podrás escapar- Y montando su relámpago desapareció entre las nubes negras de tormenta.

Para la mañana siguiente, el rebaño se había transformado en ratas, la cosecha en malas hierbas y el pastorcito en sapo. Sin saber que hacer, Ramiro se sentó a pensar un rato. En eso estaba cuando desde el campito de al lado se escuchó un lamento extraño. Ramiro se fue a los saltos a ver de que se trataba y resultó que era otro pastor víctima del brujo, convertido en lagartija. Al rato se encontraron con una vivorita, una ranita y hasta un grillito, todos víctimas de las brujerías de Don Anacleto. Entonces las familias de estos pastores comenzaron a rezar a los buenos espíritus de la tierra para espantar los maleficios de los campos, mientras sembraban de a poquito nuevas plantas de flores y frutos.

Pero Ramiro sabía que ni bien los campos se cubrieran de flores, el brujo volvería a las andadas. Por eso les propuso a los demás enfrentar al brujo en su guarida, situada en medio del monte del terror. Al llegar, los pastorcitos encuentran al brujo muy ocupado en una nueva pócima para hacer crecer las malas hierbas. Y mientras estaba distraído revolviendo su puchero misterioso, los pastorcitos se metieron bajo su túnica sin que los viera, aprovechando el hechizo que los convirtió en bichos chiquitos. Entonces le ataron los cordones de las zapatillas. Y cuando Anacleto quiso caminar, se tropezó con un portal mágico que había quedado abierto, que lo convirtió en una vaquita de San Antonio. Así, el hechizo se deshizo y los campos, los rebaños y los pastores recobraron su apariencia y su alegría.


Autor: Martín Van Autenboer (2° Media -2012-)

lunes, 12 de noviembre de 2012

Otros sueños



Sueñan los pájaros con comerse una lombriz
y sueñan los pobres con comerse un Big Mac
que un día caigan hamburguesas y papas fritas del cielo
que un día puedan ser parte de la sociedad
que un día puedan cumplir 1 de esos 1000 sueños

Ellos visten ropa y zapatillas de marca
pero hay un secreto oculto
detras de la ropa limpia y de marca
hay una casa y una familia
pobres
de padre negro
de madre aborigen
pájaros que no pueden volar
sin alas
chorros obligados a choriar
por un sistema social.

Martina Lozza (2° Media -2012-)

El sueño de Ernesto



Ernesto era un joven pobre al que le gustaba coleccionar piezas para armar juguetes. Sin embargo estaba condenado a trabajar en una fábrica de colchones.
Eran las 07:00 AM, suena el despertador, Ernesto bosteza: Aaah! Se pone su remera amarillo moco y sus zapatillas cuenta-pasos. Abre la puerta de su casa y va caminando al laburo, pensando en todo el tiempo que va a trabajar. Cuando llegó al laburo vio a sus compañeros armando un colchón entre ratas y desechos. Ya era la tarde cuando se quedó dormido en un colchón. Soñaba con su puestito de juguetes, cuando de repente lo despiertan. Era su jefe. Ernesto comenzó a implorar para que no lo despidiera, sin embargo el jefe no tuvo piedad. Ernesto regresó triste a su casa. Al llegar encendió la radio y escuchó la noticia de último momento: "Una estrella fugaz se verá hoy en la ciudad, pidan un deseo". Ernesto ve pasar la estrella y pide un deseo; su deseo consistía en poder abrir un puestito de juguetes. Al día siguiente salió y recolectó juguetes de la basura y con eso pudo poner un puesto en plaza Italia, donde atiende a la gente con una sonrisa deslumbrante.

 Tomás Ovalle (2° Media -2012-)

El Rey y la Linda



Había una vez, en un país que no figura en ningún mapa, un rey muy vanidoso que no le gustaba que alguien lo supere en belleza. Un día, por el pueblo, apareció una mujer hermosa, que todos los hombres se enamoraban de ella con solo olerle el pelo. El rey, al enterarse, mandó a los guardias más serios que tenía para atraparla.
La secuestraron y la llevaron a un calabozo. Días después, el rey fue a ver si estaba viva o muerta, pero se encontró con que ya no estaba. Se puso furioso con la cara roja como un tomate, los ojos con llamas. Y mató a los guardias. Luego mandó a todo su ejercito para encontarla. En la busqueda revolvieron el país entero, casa por casa, hasta encontarla en la casita más humilde del último pueblito. La torturó y hasta se dice que por obsesión, le ofreció el país entero. La niña le dijo que no, entonces el rey le pregunto qué quería. La niña le respondió "que me dejes vivir como si fuera una persona más, quiero que me trates como a todos".
El rey, de tan furioso que estaba, explotó. Así el país fue feliz, gracias a esta linda niña.


Autor: Ramiro Fornataro (1° Media -2012-)

jueves, 1 de noviembre de 2012

El viaje de Bruno y Tito



Un día aburrido y gris, Bruno y su hermano Tito estaban viendo fotos del país donde vivía su primo Pepe. Hacía un año que Pepe se tuvo que ir porque su papá no conseguía trabajo. A Tito se le ocurrió ir a visitarlo. Pero ni Tito ni Bruno sabían como viajar, así que empezaron a caminar sin rumbo hasta que se encontraron con un pato mágico que les dijo que los podía llevar hasta la frontera, volando por los aires, a cambio de que le peinaran las plumas. Ellos aceptaron.
Cuando finalmente llegaron al límite del país, el pato les agradeció el peinado y se alejó volando. Pero de repente dos hombres de hojalata aparecieron, cerrándoles el paso. Uno dijo "no se puede salir de este país" y el otro replicó "no se puede entrar a este otro". Los chicos regresaron sobre sus pasos, asustados pero también enojados y frustrados. Entonces a Bruno se le ocurrió un plan para cruzar la frontera. La idea era hacer un muñeco de hojas y ramas para distraer a los hombres de hojalata mientras ellos pasaban al otro lado. Bruno y Tito empezaron a armar al muñeco de hojas y ramas. Tardaron unos días. Pero cuando lo terminaron, se dieron cuenta que no lo podían mover. Se sentaron a descansar bajo un árbol. En ese momento Tito miró hacía arriba y vio muchos pajaritos, se ocordó del pato y les dijo:

- Hola, queríamos saber si podrían mover el muñeco de hojas y ramas. En agradecimiento, yo y mi hermano sabemos peinar plumas-

Los pájaros, al escuchar la historia de los chicos, aceptaron. Al día siguiente pusieron el plan en marcha. Los pájaros se metieron adentro del muñeco de hojas y ramas, y lo llevaron hasta la frontera. Cuando los hombres de hojalata lo vieron, enseguida fueron a investigar. Pero cuanto más se acercaban, el misterioso hombre más se alejaba. Entonces comenzaron a perseguirlo cada vez más rápido. Pero cuando estaban a punto de atraparlo, el extraño hombre se deshizo en el aire, transformandose en una bandada de pájaros que volaban en todas las direcciones. Los hombres de hojalata revisaron los restos de ramas y hojas, desconcertados. Para ese entonces, Bruno y Tito ya habían cruzado la frontera para visitar a su primo Pepe.

FIN


Autor: Juan Martín González Taboada (2° Media -2012-)